MUSEO DEL CABILDO PATRIMONIO HISTORICO EN EL ABANDONO

Historia:

·         Fue declarado monumento nacional junto al igual que el acueducto Los Arcos y templo Inmaculada Concepción.

·         Los fines de semana permanece cerrado

·         Museo contiene la historia  de la vida, costumbres y tradiciones del municipio

Autor: Luis Alonso Gómez Oyuela

DANLÍ, El Paraíso.- Resulta imposible hacer comprender a los funcionarios públicos y a los alcaldes municipales la importancia de conservar y proteger el patrimonio histórico y cultural del país porque sus afanes son otros y según su criterio personal para que conservar cosas viejas e inservibles que solo sirven de estorbo.

En 1976, Gonzalo Lovo Sevilla para entonces alcalde municipal de este término se interesó en la creación de un museo una vez que el viejo inmueble del Ayuntamiento o Cabildo municipal ya no reunía las condiciones para el funcionamiento de las oficinas por razones de espacio por lo que el viejo edificio donde funcionó por muchos años el Instituto departamental de Oriente se convirtió en el actual palacio municipal.

Los cambios a partir de la década de los 70 han sido vertiginosos. El crecimiento de la población trajo consigo la modernización de los servicios municipales, la creación de nuevas dependencias y mayores espacios para la educación.

El viejo edificio del Ayuntamiento construido en 1858 consta de dos plantas, paredes de adobe, artesón de madera y teja. En la parte superior funcionó el despacho del alcalde municipal, salón de sesiones, secretaría y tesorería y otras dependencias. En la planta baja y acceso al resto del edificio fue instalada la Biblioteca municipal y al interior otras dependencias, mientras en los exteriores los amplios corredores propios de la época que aún se conservan.

Una vez desocupado este viejo e histórico edificio, a Lovo Sevilla nunca se le cruzo por la mente que lo que otros llaman inservible o basura desechable debía destruirse y creo lo que hoy se conoce como museo del cabildo. Lamentablemente los alcaldes que le sucedieron no se interesaron por mejorarlo y prácticamente quedó en el abandono y en manos de personas que se dedicaron al saqueo de documentos, libros y algunas piezas del recién organizado museo, entre otras una espada que se presume perteneció a combatientes de las guerras intestinas de los primeros años del siglo XX, encontrada en una de las colinas adyacentes a la ciudad.

HISTORIA

La recolección de piezas  para el museo incluye, baúles de madera y cuero, camas, jarrones, picheles, instrumentos para minería, pilones para el pilado de arroz y café, maquinas, victrolas, piedras de moler, tubos de barro cocido utilizados para el acueducto, la antigua mesa y sillas utilizadas por el alcalde, una vieja caja registradora que perteneció a don Roberto Gamero, propietario de la Librería Excélsior, utensilios litúrgicos, radios de los años 50, grilletes, cadenas y pesadas bolas de acero que se utilizaron para los reos, enseres utilizados en las queseras como canoas, moldes para fabricar quesos, cajas o recipientes de madera para desmenuzar tabaco de diferente tamaño, además de los documentos históricos que actualmente se conservan en un aparte del museo pero en condiciones de riesgo por el manoseo.

En 1994, El Comité danlidense de Desarrollo solicitó al Instituto Hondureño de Antropología e Historia apoyo técnico y al gobierno central a través de la Secretaría de Cultura ayuda económica para organizar técnica y científicamente el museo y la restauración del viejo Ayuntamiento.

Con la aprobación de los recursos y el desembolso correspondiente el Comité Danlidense contrato los servicios profesionales de la arquitecta Carlota María Valladares para la restauración del edificio. Una vez concluidos los trabajos de restauración, Antropología e Historia designo personal especializado para el montaje del museo y organización del Archivo municipal.

MUNICIPALIDAD RESPONSABLE DE ADMINISTRACION

Concluida la obra y porque el Comité no estaba en condiciones de administrarlo hizo entrega formal al gobierno municipal con la condición de darle mantenimiento, nombrar el personal calificado y capacitar a la persona para que se hiciera cargo del Archivo.

Lamentablemente el museo esta muriendo porque nunca se nombró el personal calificado para atender al público. Los fines de semana cuando los turistas visitan la ciudad se encuentran con el edificio cerrado, situación que no es de ahora sino desde el mismo instante que fuera entregado por el Comité a las autoridades municipales.

La historia de Danlí está en este museo. Una historia desconocida hasta para los mismos danlidenses porque las pocas veces que lo visitan no encuentran un guía que les informe y oriente sobre su contenido arqueológico e histórico.

Las paredes y pisos se están  deteriorando, el techo no está en buenas condiciones, las filtraciones de agua (goteras) están haciendo daño al artesón, los barandales podridos por la polilla, la bodega es un desastre y los servicios sanitarios una vergüenza.

Recién un grupo de estudiantes de la carrera de Turismo de la Universidad Tecnológica de Honduras realizaron el servicio social por espacio de un mes lo que vino a darle una menor imagen al museo, limpieza total, atención al público los fines de semana y lo mejor, presencia de turistas nacionales y extranjeros.

Si hemos de conservar el patrimonio cultural e histórico, es obligación de las autoridades proteger y cuidar y de acuerdo a la ley, incurren en responsabilidad penal los que destruyan, quemen o vendan  documentos sin haber sido clasificados por personal especializado, las piezas de museo no deben ser removidas o prestadas, salvo que se firmen convenios de intercambio con otros museos.

El Museo del Cabildo fue declarado monumento nacional al igual que el acueducto los Arcos y el templo Inmaculada Concepción y corresponde a las autoridades municipales en primera instancia el cuidado y protección de un bien inmueble que constituye además parte del patrimonio cultural e histórico y también responsabilidad de los historiadores locales.

Los danlidenses deben sentirse orgullosos de lo que tienen por lo que cada ciudadano, ciudadana, niño, niña, profesional o no, están en la obligación de proteger estas valiosas reliquias que son parte de la identidad de todo un pueblo.